El conjunto entrenado por Georgi Kondratyev juega un claro 4-4-1-1, con dos líneas de cuatro bien juntas, un mediapunta y un solo delantero. Y con una vocación clara por el contraataque: no tiene reparto en echarse atrás y esperar su oportunidad.
El capitán Sivakov es el motor del equipo, un medio defensivo algo lento pero que cubre mucho campo y con criterio para mover la pelota, combinando el juego en corto con el balón en largo.
Sivakov da sentido al juego y es el que garantiza una salida limpia del balón para conectar con Dragun, Perepechko o el punta. Pero su equipo no se complica: si no lo encuentra, los centrales no dudan en mandar un pelotazo en largo, normalmente a ningún lado.
El otro hombre fundamental es Dragun, un medio punta rápido, hábil y con visión de juego. Una jugada individual suya decidió el debut contra Islandia, forzando la expulsión de un rival y un penalti que transformó luego Voronkov. Y un excelente pase a Baga supuso el 0-1 provisional frente a Dinamarca, que acabó remontando.
Perepechko pone la velocidad y la verticalidad, mientras que al punta -normalmente Voronkov- le toca pelearse en solitario con los centrales y correr en busca de espacios.
Bielorrusia, un equipo formado mayoritariamente por jugadores del BATE Borisov, tiene poco gol -tres en otros tantos partidos- y poco remate. Con 2,67 disparos de media es la selección que menos tira entre los tres palos de todo el torneo.
La dureza es otro de los distintivos de Bielorrusia: con nueve tarjetas, una de ellas roja, es el conjunto más amonestado del Europeo de Dinamarca, empatado con Ucrania y con la República Checa.
Pero eso no le ha servido para ser el más goleado con cinco tantos encajados, condición que comparte con otros cuatro equipos.
Los centrales Filipenko y Politevich no son muy fiables, especialmente el segundo, y tampoco los laterales son demasiado contundentes. Veretilo, el héroe de la clasificación al marcar el definitivo 3-0 frente a Italia, cometió un penalti grosero contra el suizo Emeghara que le puso el partido cuesta arriba a su equipo.
Pese a la debilidad atrás de Bielorrusia, el portero Gutor ha sido de lo mejor. Fue decisivo salvando dos mano a mano contra el islandés Sigthórsson cuando el partido iba 0-0. Y sus paradas evitaron una derrota más amplia contra Dinamarca, un factor que se demostró fundamental luego para pasar a semifinales.
La suerte ha sido un componente esencial para Bielorrusia: mala por las lesiones de varios hombres importantes, la más dramática la del goleador Yurchenko -autor de dos goles en el histórico triunfo en el play off frente a Italia-, que se rompió antes del torneo.
Pero también las de otros dos titulares en el centro del campo, Gordeychuk y Nekkhaychik, aunque este último ya ha podido debutar.
La desgracia en las lesiones ha tenido su contrapartida en forma de una carambola que le sirvió para pasar como segunda de grupo por detrás de Suiza con sólo tres puntos.
Bielorrusia no fue mejor que Dinamarca, con la que perdió, ni que Islandia, que desperdició tres claras ocasiones para adelantarse.
Pero el 2-0 frente a los islandeses y el gol de Baga a Dinamarca fueron definitivos para salir beneficiada en el triple empate: una circunstancia que no se habría producido si a los daneses no les hubiera entrado un ataque de pánico contra Islandia.
El propio Gutor así lo ha reconocido con sinceridad: 'Claro que es inesperado perder 3-0, en realidad perder dos partidos seguidos por una diferencia de goles 1-5, y aún así pasar a semifinales. Supongo que estamos teniendo mucha suerte'.
Bielorrusia sólo ha disputado antes dos torneos de esta categoría (2004, 2008) y nunca había llegado a semifinales, una hazaña que puede redondear con el billete a los Juegos Olímpicos de Londres.
Aunque inferior a priori en todos los aspectos a España, el equipo de Kondratyev puede echar mano del factor psicológico: no tiene ninguna presión y el precedente más reciente, un amistoso disputado en marzo en Alcalá de Henares, acabó en empate (1-1).
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