viernes, 3 de junio de 2011

Erik Lamela, la estrella de River

Erik Lamela se hizo famoso antes de tiempo, porque el Barcelona casi se lo lleva en modalidad "Lionel Messi II". Con apenas 12 años, el mediapunta amagó con irse para España, pero desde River Plate hicieron todo lo posible para que se quedase. Y así fue: Novena, Octava, Séptima, Reserva y debut con los grandes el 13 de junio de 2009, bajo la conducción de Pipo Gorosito. Hoy, todo parecería indicar que el Coco tiene futuro europeo, aunque últimamente no ha logrado ser importante en un equipo que se asfixia en la zona de promoción.


Podríamos comenzar esta narración diciendo que Erik Lamela es uno de los canteranos más prometedores del Barcelona. Pero no, aquel chaval de pelo largo y envidiable manejo del balón no se fue para ningún lado, porque a los 12 años el rédito económico es poco, y el sueño de tener en el equipo a un fenómeno pesa. Así habrá pensado el ex presidente José María Aguilar, quien dentro de tantas maniobras turbias supo convencer a la familia del Coco para que todos se queden en Núñez. Habría que esperar cinco años para su debut en el primer equipo.

Cerca del Estadio Ciudad de Vicente López, en Florida, una cuna con un cartel que rezaba "Erik" traía al futbolista de River a este mundo. No jugaría para Platense, hoy en Primera B Metropolitana, aunque sí formaría parte de un club que hizo historia en los noventa. En 1992 nació el Coco, justo cuando Daniel Pasarella, actual presidente, se vestía como técnico millonario. Se habrán conocido al comenzar el nuevo milenio, cuando el chaval ya robaba las miradas de todos, incluso de los ojeadores internacionales.

Fue en 2004 cuando estuvo a punto de fichar por el Barcelona, el mismo año que Messi hizo su debut oficial ante el Espanyol. Los directivos blaugranas, escudados por el eterno Josep Lluís Núñez, hurgaban en las canteras de Sudamérica, ofreciendo buenas monedas a cambio de jóvenes que ni siquiera se habían desarrollado. Para algunos podría ser un negocio redondo, aunque otros, como Aguilar, prefirieron dejar las cosas en su lugar. Lamela no emigró a Catalunya; se quedó en el Monumental con la esperanza de alcanzar el estrellato.

Los procesos en el fútbol amateur son largos, repletos de prólogos, apariciones esporádicas, banquillo y ansiedad. Se sabía que el Coco tenía magia en sus pies, pero todavía era muy chico como para que le den demasiada importancia. De ahí que no tuvo mucha participación en los equipos de Novena y Octava. Sí logró mostrarse en la Séptima, aportando más de sus dotes individuales que luego le llevarían a ser titular en el primer equipo. Y es que sus cualidades, tanto físicas como técnicas, le diferencian del resto, aunque se le reconoce el estilo creativo que se imparte en la escuela de River Plate.

El debut de Lamela tuvo lugar en octubre de 2009, cuando ingresó con Robert Flores (hoy en Nacional de Montevideo) a los 35' del segundo tiempo. Pese al poco tiempo que tenía para demostrar sus habilidades, el Coco erigió una pared con el Ogro Fabbiani (All Boys) que este último concretaría para el 3-1 de La Banda sobre Quilmes. A partir de ahí fue tenido en cuenta casi siempre, aunque en muchas oportunidades se quedó sentado en el banquillo junto a otros de su edad como el Keko Villalba y Manuel Lanzini.

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